Parafrasearé
un poco las palabras que se encuentran en la contraportada del libro “Paolo Giordano
es un hombre con tan solo 26 años de edad (30 en la actualidad) y con esa edad
ya es poseedor del premio más importante de Italia en materia literaria: el
premio Strega (2008); cabe mencionar que es un licenciado en Física Teórica,
quizá por eso el título que dedico al libro.
Cuando
me encontré con este libro en mi último año de carrera universitaria, dado que
tiene que ver al menos el título con la especialidad que adquirí, estuve
dispuesto a leerlo, (ya que dicho sea de paso y si el lector me lo permite,
para mí, como para tantos matemáticos en el planeta, me apasionan y me causa
cierta inquietud los números primos) sin embargo fue hasta terminar mis
estudios y gracias a una amiga que puede leerlo por fin.
Paolo
Giordano nos coloca en una historia en donde los personajes principales (Mattia y Alice) comparten de alguna manera,
la forma de sentir; cada uno de ellos desarrolló los rasgos de su carácter en una infancia que no es del
todo feliz, y son precisamente esos
rasgos los que se impondrán en la etapa adulta.
Por
una parte Alice, una joven que de niña padecía de la asistencia obligatoria a
clases de esquíe que le imponía su padre y que debido a un accidente
practicando dicho deporte, deja una de sus piernas semi-paralizada; por otro
lado Mattia, un niño genio que no pudo desenvolverse sanamente en el ambiente
escolar en el que estaba incierto y que tiene una costumbre poco sana: la de
cortarse las manos con cualquier objeto punzo-cortante que este a su
disposición.
Estas
marcas en ambos personajes son las que nos invitan a pensar a cada uno de
nosotros, cuáles son nuestras cicatrices físicas, psicológicas o morales que
nos marcaron y que desprendieron en nosotros una gran porción para moldear el
carácter que ahora poseemos…en qué momento de nuestra vida fue cuando nos dimos
cuenta que somos seres únicos, diferentes, solitarios; quizá en algún momento,
hasta incomprendidos.
En
un momento de la historia, Alice y Mattia logran conocerse, establecer una
conexión que va más allá de la amistad, que les dará momentos felices en
diversas etapas de la vida como un par de amigos. Disfrutan situaciones que
para cualquier otro adolescente sería aburrida, pero para ellos no. El destino
los separa y los vuelve a unir una vez, parecería que en algún momento serán
más que eso, más que amigos…sin embargo las situaciones tienen un final poco
imaginable para cada uno de ellos.
La
historia presenta múltiples personajes en diferentes momentos, algunos pasan
sin pena ni gloria, pero que dan un sabor a la misma; nos muestran en algún
momento, las crueldades de lo que somos capaces como personas en la etapa
escolar.
En
sí la historia puede provocar en un inicio un cierto desconcierto por lo que
nosotros como lectores imaginamos por el título, que dicho sea de paso, es poco
convencional en la narrativa. A medida que me fui introduciendo más y más en la
historia podía establecer como es de esperarse conexiones entre los sucesos que
van ocurriendo en cada momento, la narrativa de Giordano es a mi punto de vista
tan digerible que podemos leer y leer y sentir que no nos cansamos, no es algo
que sea tedioso o aburrido, fueron
precisamente estas causas las que ayudan como lector a no abandonar la lectura,
que dicho sea de paso, es muy válido, no porque hayamos comenzado un libro
significa que tengamos que acabarlo, después de todo, leemos por interés propio
e iniciativa individual ¿No?
El
final, en mi opinión, la etapa quizá que
más disfrute, deja una sensación de satisfacción para los que esperan lo
inevitable y a la vez, nos permite tener
la posibilidad de establecer diversos caminos por los que pudo haber continuado
la historia…
Por: Arayashiki
Críticas, sugerencias y opiniones al correo: volrath_88@hotmail.com